Sin Paliativos: 2009

Bueno, más fácil imposible... sobretodo para el sector de gente que no tiene conocimientos de programación y le gustaría realizar un juego online como los que se pueden encontrar en portales como en Minijuegos.

Pues, de veras, que podéis estar bien tranquilos porque con esta herramienta (que también es online) creemos que de alguna manera os saciará el gusanillo de hacer un juego (más que nada a los totalmente inexpertos).

Su nombre es Playcrafter. Y antes de todo mirad el vídeo que en solo 2 minutos aproximadamente nos revela todo su potencial:

http://www.youtube.com/watch?v=UjBTU02cCVY

En resumen, como habéis podido ver en el video,nos encontramos con una utilidad que nos ofrece la posibilidad de 'programar' seis tipos de juegos online diferentes: Acción, puzzle, disparar en primera persona, de coches/motos... etc Digamos que es, dicho muy simplemente, un editor en el qual lo único que debemos hacer es construir niveles del tipo de juego elegido.

Si, más que nada es un creador de niveles, pero también tiene opciones importantes de cara a una mejor personalización del juego. Ofrece varias estructuras ya hechas para implementarlas en el juego (con solo arrastrar y colocar), pero a la vez, nos brinda la posibilidad de realizar nosotros las nuestras y cargarlas posteriormente en el mismo (está muy bién),remarcar también que si nos registramos podremos subir nuestro juego para que todo el mundo lo disfrute (otra excelente característica).

Tiene muchas cosas a su favor, se nota por ejemplo, que está todo muy bién acabado (tanto el editor, los personajes, las estructuras) y sobretodo que es lo que pretende: Sencillez. Todo el mundo puede crear 'algo'. Es por eso que le damos un diez a los programadores y diseñadores de esta creación.

¿Qué le falta? Pues si, lo de siempre en este tipo de creadores de juegos, al final llegas a realizar o customizar el mismo tipo de juego, y si no lo personalizas debidamente se confunde con el juego del vecino y el editor puede llegar a limitarte mucho en la trama que quieras realizar (depende de la simplicidad o complicación que quieras darle). Pero por contrapartida es una herramienta con futuro, ya que se va actualizando, así que cabe esperar futuras mejoras. En general es una buena opción para empezar, de eso estamos seguros.

Llega un jinete libre y salvaje, llega Clint Eastwood, el último clásico del cine contemporáneo, con un estilo narrativo sobrio y vigoroso, de una fuerza emocional que estremece en cada plano.

Ha ido pasando por todos los géneros, del terror psicológico (su debut "En el calor de la noche", una de esas historias de terror y de amor enfermizo, delicioso aperitivo de lo que unos años más tarde Adrian Lynerodaría en "Atracción Fatal") al cine de espionaje ("Licencia para matar" y "Firefox"), del drama musical ("Bird") al western espectral ("El jinete pálido").

De la tragedia de la guerra ("Cartas de Iwo Jima" y "Banderas de nuestros padres") al thriller policíaco ("Mystic river"), sin olvidarse de su particular homenaje a Donald Siegel y Sergio Leone ("Sin Perdón") o a esa historia de imposible amor paternal ("Million Dollar Baby").

Siempre con la misma sensibilidad y con idéntico espíritu, personajes permanentemente heridos, marcados, fuertes que sobreviven a la adversidad, en una lucha constante, como el drogadicto Charlie Parker necesitado de una constante evasión en la música o Christine Collins, que osó desafiar a policías y políticos corruptos y devino sin quererlo una heroína en la defensa de los derechos sociales.

En palabras del propio director, como recientemente ha reconocido en una entrevista en el diario ABC "Me gusta elegir historias por su valor dramático: es la fuente de todo drama".

"Me llamo Christine Collins, el 10 de marzo mi hijo Walter Collins de nueve años, desapareció. Tras cinco años de investigación trajeron a un niño a Los Angeles, desde Decal, Illinois, la policía de Los Angeles me dijo a mí y a todos ustedes que ese chico era mi hijo, pero no era mi hijo".

Así comienza este sórdido relato de corrupción, intriga policial, thriller psicológico, drama y denuncia social, una película difícil de encuadrar en un género, escrita y dirigida de forma muy inteligente.

Estamos en 1928 y el filme transcurre hasta bien entrada la década de los años treinta, con Franklin Roosevelt y su proyecto de reformas económicas y sociales, en una situación internacional convulsa, de ascenso y exaltación de los totalitarismos, del surgimiento del movimiento cultural surrealista, con Dalí, Miró, Masson, Chagall o Buñuel.

Es la época de pensadores y autores como Bertran Russell, George Orwell o Karl Popper; en la arquitectura destacan Miers Van der Rohe y Frank Lloyd Wright; en la ciencia, el Nobel Albert Einstein, enfrentado a los nazis, se marcha a América a dar clases en Nueva Jersey;

En EEUU se instaura la semana laboral de las 40 horas y el salario mínimo, se toman las primeras medidas que permiten avanzar en el Estado del bienestar, se reconocen los derechos de los trabajadores, la libertad sindical, es un momento de esplendor cultural, intelectual y artístico, con autores de la talla de Scott Fitzgerald, Eugene O' Neill, Ernest Hemingway o John Steinbeck.

En el séptimo arte "El cantor de jazz" pone fin a más de veinte años de cine mudo, Charles Chaplin sigue con sus obras maestras, pero otros contemporáneos suyos no lo superan, allí están Gloria Swanson o Buster Keaton, aparecen las primeras estrellas de Hollywood: Janet Gaynor, Greta Garbo, Clark Gable, James Cagney, Humphrey Bogart, Spencer Tracy, James Stewart, Paul Muni, Frederic March, Edward G. Robinson, Claudette Colbert o Bette Davis.

Es la época dorada de la comedia y el musical, con Gregory La Cava y Leo Mc Carey, Ernst Lubitsch y Howard Hawks o Lewis Milestone y Sam Wood que hizo alguno de sus mejores trabajos con los Hermanos Marx, y sobre todo, sin olvidar a Capra, el maestro Frank Capra con "Sucedió una noche", la primera gran comedia romántica, o "Caballero sin espada", una forma distinta de entender el cine, símbolo del sueño americano, del espíritu de superación, también las coreografías de Berkeley; el cine negro entra con fuerza y deja sus primeras obras maestras con Michael Curtiz, Fritz Lang, Mervyn LeRoy o William Wyler, "El enemigo público", "Calle sin salida", "El bosque petrificado", "Furia", "Hampa dorada"; "Ángeles con caras sucias", "The roaring twenties"; "20.000 años en Sing-Sing"; " El código criminal"; etc.

Y, por último, en el mundo de la música, qué decir, el jazz en plena vorágine, las big "bands", Glenn Miller, George Gershwin, Harry James, Louis Armstrong, Benny Goodman, Pee Wee Russell, Duke Ellington, Johnny Mercer, con James P. Johnson se había evolucionado desde el Ragtime.

Esplendor cultural en tiempos de recesión, de una crisis económica que era la faz de una crisis mayor, una crisis moral, de pérdida de valores, donde el progresivo aumento de la criminalidad y la corrupción empezaba a instalarse ya en los estamentos del poder. Ese es el principal mensaje del filme de Clint Eastwood.

Basada en hechos reales, la película cuenta la lucha de una mujer que desafía al sistema en busca de la verdad, una búsqueda que también es introspectiva.
Christine Collins acaba descubriéndose a sí misma, saca fuerzas de donde puede y su personaje evoluciona, pasa de ser frágil y vulnerable a ser valiente, una mujer de un enorme coraje, que desafía a todos, supera cualquier obstáculo y llega donde nadie llegó jamás, el personaje está lleno de matices, tiene cierta ambigüedad y está interpretado magistralmente por Angelina Jolie.

Esta actriz hace un trabajo sin duda merecedor de la estatuilla, es sutil, elegante, sotisficada, también tiene algo de heroico, ejerce el liderazgo en la defensa de una causa común contra la incompetencia y la ignominia policial.
Pasa de estar desesperada y desconfiada a tener esperanza, ella misma lo confiesa al final.

La ambigüedad es un rasgo común en los demás personajes de la trama.
El pastor presbiteriano utiliza la tecnología para despotricar contra el alcalde y la actuación policial, pero no sabemos si su alianza con la Sra. Collins es sincera o si se sirve de ella para su cruzada personal.
También engaña el agente de policía que trae al niño, primero parece eficaz, colaborador, sensibilizado con el drama de la protagonista, pero después vemos cómo la maltrata una y otra vez, negándose a investigar.
El policía honrado que descubre el caso al principio parece un hombre duro, incrédulo, pero llega hasta el final en la investigación.

Esos rasgos ambivalentes que hacen dudar lo vemos también en "El jinete pálido" o en "Sin perdón", los actores principales son lo que Tomás Fernández Valentí llama Hombres sin Nombre, venidos de ninguna parte, como William Munny.
Un hombre con un pasado cruel, un asesino despiadado que pasa a ser un pobre granjero, su mujer le ha influido y le ha hecho cambiar, pero romperá la promesa que le hizo a su difunta esposa para hacer justicia, en ese particular viaje a los infiernos a la ciudad de Big Whiskey.
O el jinete desconocido que llega a la ciudad de buscadores de oro de LaHood, California, en ese final apocalíptico donde descubrimos la identidad del jinete misterioso coincidiendo con la sencilla plegaria de una niña. Christian Collins, Paul Munny, el jinete pálido, seres sin rostro, en permanente búsqueda de su identidad.

Algunos han considerado "El intercambio" como una precuela o secuela de "Mystic River", yo creo que "Un mundo perfecto", "Mystic River" y "El intercambio" componen un hermoso tríptico sobre la infancia perdida.

En "Un mundo perfecto", estupenda road-movie sentimental, Eastwood realiza una primera incursión en el tema.
El filme trata sobre todo del brusco paso de la infancia o de la adolescencia a la madurez, Butch estuvo mucho tiempo en el correccional, y toma como rehén a un niño solitario que no tiene padre.
En "Mystic River" vemos cómo la violación de un niño le deja lastrado para toda su vida, esa durísima escena del comienzo anticipa la tragedia final.
En "El Intercambio" el hermano menor explica cómo los niños mueren como gallinas en el matadero, de nuevo la inocencia truncada.
Como corderos frente a lobos, parece una maldición bíblica, el mismísimo diablo termina con ellos. No dejéis que los niños se acerquen a mí.

En el género del thriller hay un subgénero que a mí me apasiona y es el de los policías que dejan de serlo, que se comportan como delincuentes: son thrillers antipolicíacos.

Han sido muchos los directores que se han acercado a este subgénero, pero algunos se extienden más allá y la corrupción alcanza otras esferas.
Podríamos citar a Costa-Gavras, Sidney Lumet (un verdadero especialista), Martin Scorsese, William Friedkin, Brian de Palma, Sydney Pollack, Tony Gilroy, Ridley Scott, Norman Jewison, John Frankenheimer, Curtis Hanson, Daniel Petrie, Francis Ford Coppola, Alan J. Pakula o el propio Clint Eastwood.

La corrupción en la policía, en la política, en la prensa, en la empresa, en la justicia, en los servicios de inteligencia, nadie está a salvo. Lo mejor de estos filmes es esa sensación de desamparo y de impotencia, como si nada se pudiera hacer. Al final a los protagonistas les basta con huir y sobrevivir porque está en juego su propia vida.

Brian de Palma hace un retrato criminal del Chicago de los años 20 donde Al Capone lo compraba y lo controlaba todo, que es propio del mejor cine negro de Howard Hawks en "Los intocables de Eliott Ness". Hace algunos años volvió a incidir en ese argumento con "La dalia negra".

"L.A Confidential" es la que más me recuerda a "El intercambio" porque también profundiza en el tema de los malos tratos y cómo eso condiciona al duro policía, interpretado por un genial Russell Crowe.

La miseria moral en los barrios del Bronx en "Bronx: Distrito Apache", todo un duelo interpretativo de Paul Newman y Edward Asner.

La metáfora de las ratas de las alcantarillas es muy reveladora en "Infiltrados", con policías infiltrados en la mafia, mafiosos infiltrados en la policía y alguno infiltrado en el FBI, un prestigioso remake de "Mou gaan dou" de Wai-Keung Lau y Siu Fai Mak.

En "The French Connection" al final los mafiosos más peligrosos acaban huyendo y Popeye Doyle y su compañero son degradados del servicio, en la 2ª parte Gene Hackman y Fernando Rey volverán a verse las caras.

Todo un homenaje a Friedkin y Frankenheimer es el "American Gangster" de Ridley Scott, donde Russell Crowe interpreta al policía honrado que captura a Frank Lucas, un Denzel Washingtonque ha ido escalando hasta la cima entre los de su raza y acaba haciendo un imperio con el tráfico de cocaína comprada a las fuerzas armadas en Vietnam. En el lado opuesto tenemos al corrupto Josh Brolin, el policía "especial".

Un auténtico profesional en el estudio de la corrupción en la policía es Sydney Lumet, en su particular trilogía "Serpico" (el mejor Al Pacino, nunca alcanzó tal maestría en la interpretación); "El príncipe de la ciudad" y "La noche cae sobre Manhattan", también lo trata en "Distrito 34: corrupción total" con Timothy Hutton, Armand Assante y un grandísimo Nick Nolte.

La tercera entrega que cierra la saga de "El Padrino" refleja perfectamente los vínculos de la mafia criminal con la banca, la política y el Vaticano.
Con "La conversación" Coppola plasmó perfectamente una peligrosa trama de los servicios secretos que es una metáfora del caso Watergate.
La imagen final de Gene Hackman enloquecido tocando el saxofón en una esquina del apartamento es uno de los finales más desoladores que ha dado el género de espionaje.

El caso Watergate volvió a ser tratado dos años después por la mano maestra de Alan J. Pakula, la historia de los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, en "Todos los hombres del Presidente", la corrupción en la empresa en "Una mujer de negocios", un mundo sin escrúpulos, de ambición desmedida, también de Alan J. Pakula.

En la justicia los abogados son capaces de todo para ganar y mantener sus influencias con el poder.
Sydney Pollack daría buena muestra de ello en "La tapadera" donde un recién licenciado en Harvard se da cuenta de que no puede confiar en nadie de la firma.
También Norman Jewison en "Justicia para todos" con Al Pacino enfrentándose sólo a jueces y fiscales.

En los servicios de inteligencia, una CIA dentro de la CIA casi acaba con la vida de Robert Redford en "Los tres días del cóndor" que además es una hermosa historia de amor y de soledad con una Faye Dunaway que está genial. No se habla mucho de ese trabajo suyo, pero después de "Chinatown" y "Bonnie & Clyde" a mí es donde más me gusta, muy superior a "Network" donde está algo exagerada, también destacan como secundarios Cliff Robertson y el sádico psicópata Max Von Sydow (¿para cuándo un Oscar honorífico?).

Pero sobretodo a mí me impacta el trabajo de dirección y de guión de Tony Gilroy en "Michael Clayton", a medida que avanza el filme decae un poco, pero tiene el mejor monólogo inicial que he visto en años ("de repente me di cuenta... Michael [...] de que yo había pasado mi vida recubierto de una pátina de mierda y de que... para eliminar su hedor y su mancha necesitaría el resto de mi vida y... ¿sabes qué hice? Respiré hondo para purificarme y dejé esa noción de lado, la postergué y me dije, por muy potente que sea esta sensación que he experimentado, debe esperar el paso del tiempo y... Michael... ese momento ha llegado).

"El intercambio", junto con "Poder absoluto" y "Banderas de nuestros padres", podría cerrar ese acercamiento de Eastwood a la poderosa máquina del poder, y del desamparo del individuo.
A veces pienso que todo es como el inicio del monólogo de Tony Gilroy, y no se puede reflejar mejor esa angustia y esa sensación de engaño y de mentira, como si una locomotora pasara por encima de ti y no pudieras hacer nada.

"El departamento de policía no tolera las discrepancias, usted está en situación de ponerles en evidencia y eso no les gusta" le dice John Malkovich (comedido, hace una buena interpretación, no sobreactúa tanto como en la peli de los Coen, que está muy pasado de rosca) a Angelina Jolie.

Una película que cierra el estudio sobre la inocencia perdida y el análisis del corrupto mundo del poder.
El guión escrito por J. Michael Straczynski, además de su variedad temática tiene la virtud de engañar al espectador, sobre dos partes claramente diferenciadas, hay constantes giros argumentales, algo que ya vimos en "Million Dollar Baby" o en "Mystic River", y que desconciertan porque resulta imposible de predecir el final.

Además, el guionista hace un perfecto trabajo de ambientación y de análisis psicológico de los personajes, dotados todos de esa ambigüedad que tanto gusta a Eastwood.

El inicio de la segunda parte es majestuoso, sobretodo la escena en la que los agentes acompañan al niño hasta la granja y buscan los cadáveres, tiene algo de western crepuscular.

Esa secuencia es lo mejor de la película junto con otras dos escenas, que son para mí tres momentos cumbre que muestran la maestría en la dirección de Clint Eastwood, son tres escenas de gran carga emotiva y de una excelente capacidad de narración.

Las otras dos escenas suceden cuando Christine Collins se enfrenta al asesino en la celda (es un momento de interpretación espectacular, que alcanza dimensiones trágicas) y, finalmente, cuando el hermano pequeño del principal sospechoso reconoce su implicación en los hechos, declarándolo todo ante el policía que, incrédulo, le contempla, y vemos cómo la ceniza de su cigarro cae y se consume.
Es como si se consumiera el alma, no se puede sintetizar mejor la perversión y el sadismo, es un gran momento cinematográfico, lo he visto pocas veces en cine, tal vez en John Ford o David Lean.

Esta película, tiene una fotografía oscura, de escasa iluminación, reflejando una atmósfera fantasmal, tenue y misteriosa, como el pueblo maldito de Big Whiskey en "Sin Perdón", los clubs de " Bird", que contrastan con la belleza de los espléndidos paisajes naturales de "El jinete Pálido "o "Cartas de Iwo Jima".

Aquí los cielos son nubosos, las tardes tristes de lluvia, como el momento en el que Christine Collins denuncia los hechos a los periodistas, tres grandes maestros en la fotografía Bruce Surtees, Jack N. Green y Tom Stern, una fotografía de contrastes, transparente como el espíritu de la Sra. Collins y tenebrosa como el sórdido mundo que le rodea, y que es también un perfecto trabajo de ambientación, de recreación de la época acompañada de la dirección artística de James J. Murakami y el diseño de vestuario de Deborah Hooper.

También destaca la banda sonora, unas simples notas musicales del gran Lennie Niehaus, acompañado al piano por el propio Clint Eastwood que hace un trabajo perfecto, le da el tono melancólico que requiere la narración.

A la espera de "Gran Torino" este director ha vuelto a demostrar una vez más que es un grandioso cineasta, un artesano en el tratamiento de las imágenes.
Para muchos es el último clásico, tal vez porque, como dice Tomás Fernández Valentí, cuando rodó "Sin Perdón" tuvo el talento para retomar el género en el punto donde lo habían dejado sus últimos maestros, como John Ford, Howard Hawks o Henry Hathaway y todo lo que ha hecho después está dotado de ese clasicismo especial en la planificación de las historias.

Además, tiene en fase de preproducción "El factor humano" con Morgan Freeman y Matt Damon, dos grandes actores para un nuevo drama de seres sin rostro, hombres venidos de ninguna parte, vulnerables, agraviados de por vida.
Tal vez Clint Eastwood no sea tan duro y se haya contagiado de la bondad de su heroína, tal vez siempre quiso parecerse a Christine Collins, esa mujer que puso contra las cuerdas al sistema por luchar por lo que creía, terminando una pelea que nunca quiso empezar.

Lo mejor: La dirección, el guión y la interpretación de actores y esas tres secuencias, ¡qué tres escenas!

Lo peor: Tal vez, y digo tal vez, la segunda parte tenga un metraje excesivo.

Por Carlos Gil, colaborador y experto en cine para Sinpaliativos.com

jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz Año 2010!!! Os lo deseamos todo el equipo de Sinpaliativos.com

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jueves, 24 de diciembre de 2009

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martes, 31 de marzo de 2009

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martes, 3 de marzo de 2009

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miércoles, 25 de febrero de 2009

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martes, 10 de febrero de 2009

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viernes, 9 de enero de 2009

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