lunes, 15 de septiembre de 2008

Stanley Kubrick, un megalómano perfeccionista

"La novela perfecta de la que se puede hacer una película es, creo, no la novela de acción sino, por el contrario, la novela esencialmente preocupada por la vida interna de sus personajes."

Así pensaba Stanley Kubrick en invierno de 1960, cuando leyó por primera vez la novela "Relato soñado" ("Traumnovelle") del vienés Arthur Schnitzler, publicada en 1926. Desde ese momento, empezó interesarse por lleva al cine el argumento de esa fascinante historia de celos y obsesiones sexuales.

Sin embargo, hubo que esperar a diciembre de 1995 para que la Warner Bros comunicara que Stanley Kubrick estaba trabajando en la preparación de una nueva película titulada "Eyes wide shut"sobre un guión del novelista británico Frederic Raphael basado en el relato corto de Schitzler. El viernes 16 de julio de 1999 la película se proyectó en más de 2.000 cines de Estados Unidos.
El estreno fue un acontecimiento artístico y cultural por diversos motivos. La muerte del director el 7 de marzo, había convertido a esta película en su obra póstuma. Realizador de únicamente 13 largometrajes en 46 años de carrera, cineasta metódico, autor controvertido, creador megalómano, Stanley Kubrick ha sido uno de los más polémicos directores de las últimas décadas.

Su constante información sobre los últimos adelantos en materia de técnica cinematográfica le ha llevado a un inusual perfeccionismo que se ha reflejado en toda su obra. Ello se pone de manifiesto en la excelente utilización que de diversas maquetas hizo durante el rodaje de "¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú" o en el despliegue efectuado en "2001, una odisea del espacio", donde la NASA aportó algunas informaciones acerca de sus proyectos espaciales. En 1971, utilizó micrófonos inalámbricos para el sonido del registro directo en "La naranja mecánica". En "Barry Lyndon", ambientada en el siglo XVIII, consiguió que, artesanalmente, acoplaran a su cámara unos potentes objetivos Zeiss capaces de captar escenas exclusivamente iluminadas con la luz de unas velas. Posteriormente, ideó la "Steadycam" para realizar insólitos "travellings" que, junto con los magníficos decorados del Hotel "Overlook", hacían que las escenas de la película "El resplandor" fueran más inquietantes. Finalmente, en "Eyes wide shut", a excepción de un par de tomas, todas las calles de Nueva York se construyeron en unos estudios de Londres después de que Kubrick mandara a un equipo a medir el tamaño del pavimento y a copiar con exactitud la forma de los buzones o máquinas de periódicos.

El carácter del director se ha visto reflejado en muchos de sus personajes. Son seres neuróticos y obsesivos, protagonistas de momentos históricos de enorme trascendencia: la primera Guerra Mundial en "Senderos de goria", el alzamiento de los esclavos contra Roma en "Espartaco" o la guerra atómica en "¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú". Los personajes kubrickianos se mueven en espacios cerrados y escenarios circulares; el senado romano de "Espartaco", la sala de reuniones del Pentágono en "¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú", la estación lunar de "2001, una odisea del espacio", la prisión donde Alex es encarcelado en "La naranja mecánica", el laberinto de "El resplandor" o la mansión donde tiene lugar el rito en "Eyes wide shut". Además, la acción se suele desarrollar en lapsos de tiempo muy breves, los actores se encuentran atrapados por él. La acción de "Fear and Desire", por ejemplo, transcurre en 24 horas. La de "El beso del asesino" supera los pocos días. En "Atraco perfecto", el periodo de tiempo global es de una semana. En "Senderos de gloria", el tiempo se concentra en cuatro días. En "¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú", en dos horas y, en "Eyes wide shut", en 48 horas.

En la filmografía del director adquiere una gran relevancia el contraste entre la realidad y la ficción, de ahí la reitarada utilización de las máscaras de todos sus personajes. Los delincuentes de "Atraco perfecto" utilizan caretas de goma para robar, así como los de "La naranja mecánica" en la famosa escena de la violación, los astronautas de "2001, una odisea del espacio" usan una escafandra para respirar, los protagonistas de "Barry Lyndon" ocultan su hipocresía con su maquillaje y sus pelucas y, finalmente, los participantes en la orgía de "Eyes wide shut" se disfrazan y ocultan su rostro con unas máscaras. En relación con esta madurez mezcla de la realidad con la apariencia resulta interesante destacar un curioso recurso que utiliza el director con relativa frecuencia: el uso de un lenguaje codificado por sus protagonistas. Así, el de Hal en "2001, una odisea del espacio", el de los reclutas de "La chaqueta metálica" cuando se expresan en términos como "positivo" o "negativo" o el de los Drugos de "La naranja mecánica".

Uno de los temas básicos que suele estar presente en la obra de Kubrick es la transformación de la personalidad de los protagonistas (Jack Torrance en "El resplandor" o el recluta Pyle en "La chaqueta metálica") que, a veces, culmina con una anulación de la personalidad de los mismos (los efectos del tratamiento Ludovico al que se somete "Álex" en "La naranja mecánica").

El juego, el azar y el sexo, son tres factores que también influyen mucho. El juego está presente, por ejemplo, en la partida de ajedrez de "Atraco perfecto", "Lolita" y "2001, una odisea del espacio", las cartas en "Atraco perfecto", el ping pong en "Lolita" y el billar en "La naranja mecánica" y "Eyes wide shut". El destino imprevisible de los personajes, el papel que juega la casualidad, está muy patente en "Eyes wide shut". Vemos cómo Harford se resiste a hacer el amor con la prostituta callejera, que más tarde contraerá el SIDA. Cómo comprueba en el depósito de cadáveres que la mujer que le ha salvado de un trágico final en la orgía, está muerta. Cómo se encuentra dos veces con Nick Nightingale, un antiguo compañero de estudios, tocando el piano y cómo éste más tarde va a ser agredido por haberle revelado la contraseña para asistir a la orgía y, finalmente, cómo Víctor Ziegler va a ser la figura que va a conectar a los participantes en la orgía con los ambientes de la alta sociedad neoyorkina. La pasión sexual es un elemento, también, fundamental. Así, está presente en la orgía de "Eyes wide shut", en la atracción que siente Humbert hacia Lolita en "Lolita", en las violaciones de las jóvenes e ingenuas "devochcas" en "La naranja mecánica" e incluso en la substitución del sexo por la figura fálica del rifle en "La chaqueta metálica".

La meticulosidad en la elaboración de sus proyectos llevó a que en sus primeros films, Kubrick se encargara personalmente de la fotografía, el sonido, el montaje o la producción. Por eso dio tanta importancia a la fotografía y a la música, el propio director diría en el estreno de "2001, una odisea del espacio" y "La naranja mecánica" lo siguiente:

"Hice yo mismo la fotografía de mis primeros films. En los otros siempre indiqué al operador lo que quería: el contraste, el tipo de lámpara, la colocación de las luces... Creo que Walter Carlos ha hecho algo completamente único en el terreno de la interpretación electrónica de la música, esa es la expresión que él emplea. Creo que he oído la mayor parte de elepés de "musique concrete" y electrónica que se encuentran a la venta en Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Estados Unidos; no como consecuencia de que me guste particularmente este tipo de música, sino para mis investigaciones para "2001" y "La naranja mecánica".

Con "Eyes wide shut", una obra de extraordinaria madurez, se pone fina a una breve, pero muy sólida filmografía de uno de los más audaces directores de toda la historia del cine. Como viene siendo habitual, el día del estreno, la crítica quedó muy dividida, los seguidores la elogiaron y los detractores, como siempre, fueron injustamente agresivos. Eso mismo ocurrió en filmes como "La naranja mecánica" o "Barry Lyndon". Sin embargo, a Kubrick, con el tiempo, se le acaba reconociendo su talento y nadie duda ya de que películas como "El resplandor" constituyen un clásico en su género. No en vano, Orson Welles, en una entrevista hecha por Juan Cobos, Miguel Rubio y José A. Pruneda, sentenció: "De lo que yo llamaría la generación joven, Kubrick me parece un gigante. Es un gran director y todavía está por hacer su gran película". No se equivocaba, porque cuatro años más tarde, Stanley Kubrick estrenaría su gran obra maestra: "2001, una odisea del espacio".

Lo mejor: Nicole Kidman, la banda sonora y el universo bergmaniano del ritual en la secuencia de la orgía.

Lo peor: El final, la película está mal acabada, es como si el director se precipitara y no queda claro el mensaje.


Por Carlos Gil, colaborador y experto en cine , en colaboración con Saül Moya para Sinpaliativos.com

4 comentarios:

Bibiana Fernández Simajovich dijo...

Hola:
Solo leí una parte de este post. Son datos interesantísmos ¿Donde te informás?. Solo recuerdo haber visto 3 de las películas de Kubrick que nombrás (insisto, tengo que seguir leyendo). La naranja mecánica, 2001, y Eyes.... Y si, hay que ser un genio obsesivo para lograr unas escenas tan tecnicamente inexplicables para la época.
Eyes, no me gustó demasiado, será que como actriz la Kidman me parece lo mismo que como persona, Un bloque de hielo sin la menor expresividad (y encima se pone botox...peor).
Mas tarde cuando termine de leer te dejo otro comentario
Hasta luego

Bibiana Fernández Simajovich dijo...

¡Jo chico! Ahora que lo terminé de leer, veo que a vos Nicole Kidman te parece lo mejor...bue...a mi me sigue pareciendo un cubito
Esta es una buena entrada para leer antes de ver pelis de Kubrick, me hiciste notar cosas que no había tenido en cuenta, de todas fromas ya alquilaré algo de él

Anónimo dijo...

gran recuerdo a mr kubrick

ultimamente hablais mucho de cine, dedicareis algun post a rick wright, fallecido anteayer? es un gran teclista del quiza mejor grupo de la historia, no creeis?

Octopuss

austrogungaro dijo...

Hola a todos, soy Carlos Gil, pronto escribiré otra crítica, pero ahora estoy muy ocupado. Tengo muchos libros de cine y navego a menudo por páginas de Internet, también conservo antiguas revistas de Fotogramas e Imágenes, en el artículo de Stanley Kubrick resultó esencial el libro del crítico que mejor lo ha estudiado, Esteve Riambau, del editorial Cátedra. Fue profesor de mi hermano, que es montador de cine. En serio, Riambau en cuanto a Kubrick es el mejor, todo un referente. También sabe mucho de Coppola. No hubiera sido posible ese comentario sin la colaboración de Saul Moya, ex compañero mío de la facultad de Derecho. No sé qué ha sido de él, pero los dos colaborábamos en la revista de la Escuela que dirigía un profesor de Derecho Comunitario, del que guardo un entrañable recuerdo (el comentario está sacado de allí). Hasta pronto, internautas.